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27 junio, 2006
Cómo aprender a saltar
Un asunto de extrema gravedad.


Antes que nada debe usted cerciorarse (compruébelo con detenimiento) de que dispone de dos extremidades inferiores en buen estado de salud. En caso de que una de ellas esté averiada, no se inquiete, podrá usted saltar de todos modos, aunque con más esfuerzo.

Lo siguiente que deberá usted comprobar es su entorno. Me explico: si está usted en el planeta Mercurio le será de todo punto imposible saltar por dos razones irrabatibles: la gravedad del planeta no le permitiría volver a tocar suelo después de impulsarse hacia arriba (el aterrizaje es condición sine qua non para que el salto se complete); la segunda razón sería la altísima temperatura del planeta (antes de que intentara siquiera despegar un milímetro los pies del suelo ya estaría usted derretido). La conclusión es que deberá usted estar en un entorno óptimo para emprender su tarea. Le recomendamos que sus primeros intentos transcurran en este nuestro planeta.

Asegúrese de que sus pies descansen sobre algún tipo de superficie, puesto que si nada le sostiene no tendrá manera alguna de impulsarse hacia arriba (esta es una de las claves del salto). Recuerden a Arquímedes y su "dadme un punto de apoyo y moveré el mundo".

Bien, dicho esto, asiente la planta de los pies de manera firme sobre una superficie más o menos lisa y con una distancia de más o menos 40 centímetros entre ambas. Es muy importante que toda la superficie de la planta esté en contacto con el suelo, ya que si se pone usted de puntillas le será mucho más difícil emprender el salto.

Ahora flexione las rodillas hasta esbozar con las piernas un ángulo de 90 grados. Para ello utilice uno de los múltiples semicírculos graduados que se venden en las papelerías. Entonces haga un movimiento explosivo que devuelva el ángulo de las piernas a su posición natural a la vez que eleva ambas extremidades superiores por encima de su cabeza a modo de impulso.

Enhorabuena, ya ha saltado usted. Ahora viene la parte más fácil: el aterrizaje. Haya leído o no a Newton, no se preocupe, la fuerza de la gravedad hará el trabajo por usted. De todos modos, intente que sean de nuevo las plantas de los pies la primera parte de su cuerpo que entre en contacto con el suelo. De ninguna manera deberá emplear como tren de aterrizaje zonas como los codos, las encías o los globos oculares.

No sea usted ansioso. Vaya practicando el salto de forma paulatina. Le recomendamos que el primer mes lo emplee en el estudio y comprensión de la teoría del salto; el segundo, en el perfeccionamiento del ángulo de las piernas; en el tercer mes ya podrá ir usted despegando su cuerpo de la superficie terrestre poco a poco, sin estridencias (empiece con un centímetro y vaya añadiendo 50 milímetros por día).

Si tiene usted alguna duda deberá usted ponerse en contacto inmediatamente con la siguiente persona: Abdul-Jabbar, Kareem. 1436 Summitridge Dr. Beverly Hills, CA 90210.

Fotografía de Eric Saulitis. Bailarín: Anthony Roberts.

 
posted by Archibald Losenrú at 11:16 ¤ Permalink ¤


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