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05 julio, 2006
El poema asesino.
Sigan leyendo si tienen lo que hay que tener.

Este poema fue encontrado en 1932 por tres pastorcillas portuguesas de la Sierra de la Estrella. Estaba metido dentro de una caja de lata de galletas Gullón junto con un pañuelo blanco manchado de chocolate y una pistola de agua llena de ácido acetil salicílico.

La primera en leerlo fue Maria do Rosário, la mayor de las tres; ahora vive espantada en una casita de madera al borde de la Ruta de la Plata obsequiando a cuanto peregrino asoma con un beso en la rodilla y un paquete de carne asada.

La siguiente fue Adélia; mientras sus ojos recorrían el papel arrugado, mechones de pelo caían fláccidos de su rubia cabellera, y un lagrimón color violeta se deslizaba por su mejilla cual víbora insidiosa para encontrar refugio en el lunar de su barbilla, que, al sentir la humedad tenebrosa, desaparecía al instante. No se ha vuelto a saber de ella.

La última desgraciada fue la pequeña Miguelina. Su suerte fue que, todavía en la escuela, no había aprendido aun a leer todas las letras, así que únicamente pudo comprender palabras inconexas, retazos de horror. Hoy, muda por completo, regenta un pequeño baptisterio para cardenales de edad avanzada y monjas rebeldes. Ella misma les remoja las coronillas con un enorme cucharón sopero de alpaca.

El poema ha sido guardado durante todos estos años en la cámara acorazada de la Biblioteca Vaticana, cuyo acceso sólo era permitido al Santo Padre en los años bisiestos de sequía y alcanfor. La semana pasada la Santa Sede decidió hacerlo público. Este es:

Las mandarinas lloran granadas de mano

-
y,

de postre, tarta de

mandarina, Peras Duquesa con hojaldre y miel... los torpedos,

obuses y granadas

que defienden tu carne cincelada...

-
Nunca vi Granada. Dadle un ramo verde de

luz a mi mano... Le gustan las

naranjas mandarinas, las

uvas moscateles, todas de

ámbar; los higos morados...

-
Cuando el General, con un ramo de

rosas en una mano y un habano extra fino...

(el ombligo era la cerradura de

la puerta), entró al sótano la ex mandarina...

-
Lloraba como lloran

los ancianos, sin apenas mover la cara... daba igual ser

estudiante, tener veinte años y vivir en Granada, el epicentro de

la juerga...

-
alguien pela mandarinas

en la ventana vecina ** Los ángeles del zaguán estaban

de cuchicheo... Las viudas lloran. ** Me recliné en la esquina de

la tarde...

-
Entonces metí mis manos en los bolsillos del abrigo... su mano para ocuparse de

su dicha y apaciguar... Van al cine y lloran

la muerte de

los héroes...

-
Venga a rodar las

mandarinas... Que una vaca, gallina, oveja, o lo que sea... no

... pues eran mano de

obra barata que permitía que muchas familias blancas...

-
Así que en septiembre, en la misma Liga, Real Jaén, Granada y Linares, que se

quedó a las

... sorbete de

mandarina con fruta escarchada y jarabe de

limón, ...

-

Ilustración: André Breton, Poem-Object (1941). MoMA.

 
posted by Archibald Losenrú at 11:30 ¤ Permalink ¤ 0 comments